El cadmio (Cd) es un metal pesado que se encuentra de
forma natural asociado a minerales de cinc, cobre o plomo, por lo que es un
subproducto de la minería relacionada con estos metales. Puesto que ha tenido
múltiples aplicaciones en la industria (baterías, pigmentos, revestimientos
metálicos, plásticos, aleaciones de metales, fertilizantes, etc), su liberación
al medio ambiente se ve incrementada por la acción del hombre. El uso de
combustibles fósiles, la industria metalúrgica o incineración de basuras son
fuentes de emisión de Cd al medio ambiente, de donde es incorporado por plantas
y animales a la cadena alimentaria.
Este
metal no tiene ninguna función biológica en humanos ni en animales, acumulándose
principalmente en el hígado y riñón durante 10-30 años. Es tóxico para el
riñón, pudiendo causar disfunción renal y como consecuencia puede causar también
desmineralización de los huesos. La enfermedad itai-itai es
una dolencia ósea debida a la intoxicación por Cd y se caracteriza por
múltiples fracturas, alteraciones combinadas con osteoporosis y osteomalacia,
daño renal, enfisema pulmonar y anemia. Se llama así (¡ay, ay! en japonés) por
los gritos de dolor que emitían los afectados de la cuenca del Río Jinzū
(Japón), lugar donde se manifestó por primera vez una intoxicación masiva por Cd
en campesinos productores de arroz. A largo plazo puede producir cáncer. De
hecho, la
Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) ha
clasificado el cadmio como un agente cancerígeno para humanos (Categoría 1).
Como
vemos, la alimentación es una importantísima fuente de exposición humana al Cd,
de ahí que sea considerado un riesgo alimentario. El Cd entra en la alimentación
humana con los vegetales y productos animales. Se fija a las plantas más
rápidamente que el plomo. En productos de origen vegetal, los frutos y semillas
contienen menos cadmio que las hojas. Los mayores niveles se encuentran en
algas, cacao, setas silvestres y semillas oleaginosas, aunque el grupo de
alimentos que más Cd aporta a la ingesta total es el de cereales, no por
contener un nivel alto, sino debido a que supone una parte muy importante de la
dieta. El pescado, los crustáceos (marisco), el riñón e hígado de animales
acumulan Cd en grado relativamente elevado debido a su capacidad de
bioconcentración y también a que en muchos casos se consume el marisco entero,
incluyendo vísceras, donde se concentra el Cd. El dictamen científico
que la Comisión Técnica de Contaminantes de la Cadena Alimentaria (Contam) de
la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) adoptó en enero de 2009
sobre los grupos de alimentos que contribuyen en mayor grado a la exposición
alimentaria al Cd corrobora más o menos lo señalado.
Sin
embargo, en algunos países europeos, como España, se consumen otras partes de
los crustáceos que no es esa carne blanca, como puede ser la cabeza de las
gambas, langostinos, cigalas, etc. y el cuerpo de los crustáceos de tipo
cangrejo, cuyos niveles de cadmio son altos, debido a que el cadmio se acumula
principalmente en el hepatopáncreas, que forma parte del aparato digestivo de
los crustáceos y se localiza en la cabeza. Debido a ésto, la Dirección General
de Sanidad y Protección de los Consumidores (DG SANCO) de la Comisión Europea
ha publicó en su momento la nota informativa “Cadmio
en crustáceos”, instando a los Estados miembros donde hay un consumo
elevado de este marisco entero a hacer recomendaciones de consumo debido al
elevado contenido de este metal pesado en ciertas partes del animal. Durante
2009 y 2010 la
Comisión Europea realizó controles que evidenciaron niveles muy
altos y muy variables de Cd en la carne del interior del caparazón de los
crustáceos de tipo cangrejo (8 mg/Kg frente a 0,08 mg/Kg en la carne blanca de
los apéndices). El contenido medio final que se obtendría al mezclar todas las
partes comestibles sería de 2,3 mg/Kg (30 veces el contenido de los apéndices).
Respecto a otros crustáceos, como las gambas y similares, los resultados son
menos extremos ya que el aprovechamiento de la cabeza con respecto al abdomen
es menor. Los datos indican que cuando se consume la cabeza
la ingesta de Cd es 4 veces la que se ingiere al consumir solo el abdomen.
Por
tanto, los consumidores de este tipo de productos deben ser conscientes de que
el consumo de estas partes de los crustáceos puede conducir a una exposición
demasiado alta al Cd, especialmente si el consumo es frecuente.
Hace
pocos días, la Comisión Europea ha publicado el Reglamento (UE)
488/2014 que modifica el Reglamento
(CE) 1881/2006 por lo que respecta al contenido máximo de cadmio en los
productos alimenticios, con la finalidad de “reducir la exposición al cadmio de
la población”, ya que aquel en citado dictamen de la Contam se llegó a la
conclusión de que la exposición alimentaria media al Cd en los países europeos
se acerca o supera ligeramente la ingesta semanal tolerable de 2,5 μg/kg de
peso corporal y que en algunos subgrupos de la población la ingesta semanal
tolerable llega casi a duplicarse.
Así, en ésta modificación se establecen contenidos
máximos de Cd en productos de chocolates y cacao y alimentos infantiles. Disminuye
esos contenidos máximos para diversas especies de pescados como la melva (Auxis
species), la anchoa (Engraulis spp) y el pez espada (Xiphias
gladius). Sin embargo, los eleva para productos a base de soja,
justificándose en que los preparados a base de soja son una alternativa
importante para lactantes que padecen intolerancia a la lactosa, “por lo que es
necesario garantizar un abastecimiento suficiente en el mercado”. También los
eleva para otros pescados como la sardina (Sardina pilchardus) y el
bichique (Sicyopterus lagocephalus), ya que para ambas especies de pescado, “el consumo es bajo y presenta
efectos insignificantes en la exposición humana”.
Hay que señalar que el tabaco constituye junto con
la alimentación las dos fuentes principales de exposición al Cd. Los fumadores
pueden absorber cantidades comparables a la ingestión diaria normal con la
dieta (IDD), es decir, inhalan 0,1 a 0,2 mg de Cd por cigarrillo, con una
absorción aproximada del 50%. Por esto, los fumadores deben formar un grupo
especial cuando se investiga exposición al cadmio (Levy et al, 1998; Ellis et
al, 1979).
- Levy BS, Wegman DH, Eds.
Occupational Health, Recognising and Preventing Work Related Diseases. 2nd
Edition. Boston,USA:Little, Brown and Co. 1998.
- Ellis KJ, Vartsky D, Zanzi I, Cohn S, Yasumuru S. Cadmium: in vivo measurement in smokers and non – smokers. Science 1979; 205: 323.
- Ellis KJ, Vartsky D, Zanzi I, Cohn S, Yasumuru S. Cadmium: in vivo measurement in smokers and non – smokers. Science 1979; 205: 323.
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